viernes, 2 de diciembre de 2011

Georges Brassens, les amoureux des bancs publics

        Georges Brassens
Sé que las canciones de Georges Brassens no admiten término medio. O te encantan o las odias. Hay a quien ese señor estrábico cantando con una guitarra monocorde le pone de los nervios. Quizá ayude comprender el idioma y conocer un poco al personaje, un señor que se puso el mundo por montera y, siempre a lo suyo, cantó a contracorriente de las modas hasta convertirse en un clásico. Luego se murió y (hace ya treinta años), alcanzó la inmortalidad. Lo dicho, o te gusta…o no.
Mi primera canción de Georges Brassens fue Les amoureux des bancs publics, un destilado de lo que es una relación amorosa: los fuegos artificiales del principio y las brasas que hay que mantener calientes sin mirar con desprecio a esos adolescentes que se besuquean en los bancos públicos, ignorantes de que esa es la mejor época de su amor.
Voy a insistir, este es Georges Brassens, esta es su maravillosa poesía. Que no sea por no habérsela ofrecido.

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