martes, 20 de septiembre de 2011

tous les matins du monde

Todos tenemos una película que nos cambió la vida. La mía sin duda es Todas las mañanas del mundo. Recuerdo que fui a verla al cine con un amigo  que era músico y salimos flotando en una nube de la que no nos queríamos bajar. Tous les matins du monde me descubrió para empezar la música barroca francesa y más en concreto a los dos compositores protagonistas de la película le Sieur de Saint Colombe y su discípulo Marin Marais, me descubrió a Jordi Savall, el estudioso e intérprete de música antigua que está detrás de la recreación musical de la historia y me descubrió a un escritor que luego no siempre me ha gustado pero que sí me ha regalado unos cuantos ratos agradables: Pascal Quignard, el autor de la novela en la que se basa la película.
Cuando pienso en Todas las mañanas del mundo no puedo pensar por separado en sus componentes: música, literatura e imagen. En mi mente forman un todo indisoluble. Sin la música la película tan sólo sería un estudiado y cuidado drama de época pero le faltaría algo esencial. La imagen le debe todo al texto, escueto, parco y a la vez descriptivo y poético. Y la novela de Quignard se complementa con la música grabada enriqueciendo la lectura de tal modo que el placer de los sentidos es total si se escuchan las piezas a la vez que se lee el libro.

Tuve la suerte de conocer a Alain Corneau en el festival de cine francés de Budapest en el año 1998, quizá sea, de los creadores que confluyeron en la película, el que menos huella me ha dejado ya que pese a que me gusta el cine policiaco, (género al que se adscribe prácticamente toda su filmografía), siempre esperé por su parte otra película de época que nunca realizó. De hecho, el mismo dijo que no sabía muy bien cómo acabó haciendo un film tan dispar con el resto de su obra y que paradójicamente es el que más fama y éxito le reportó, amén de 7 premios César.


A Jordi Savall tuve el inmenso placer de escucharle tocar en un pequeño teatro de mi ciudad precisamente la música de Marin Marais. Fue la culminación de un viaje que no ha terminado, ya que siempre acabo volviendo a la música barroca francesa y en concreto a la viola de gamba, el instrumento del que es un virtuoso Savall. Leí una vez que un libro que no te lleve a otro es un libro estéril, en el caso de Savall su música es tan fértil que me ha llevado de la mano a descubrir muchísimos compositores de música antigua. Cualquier disco que escuchéis es un deslumbramiento y un placer asegurado.

A continuación unos videos de la película en los que se interpretan distintas piezas de Saint Colombe y Marin Marais.




Breve sinopsis de la película sin desvelar toda su trama
La historia que cuenta básicamente es la de la búsqueda de la esencia de la música. Más allá del poder que otorga, en este caso ser músico en la corte. Marin Marais, un adolescente al que la voz angelical ha abandonado, acude a aprender a tocar la viola con un afamado intérprete El señor de Saint Colombe. Su hija Madelaine se enamora de Marin Marais y pese a la negativa inicial del maestro de enseñarle, lo acogen en la casa y absorbe las enseñanzas del maestro hasta que cree saberlo todo. Descubierto mientras le escucha a escondidas, Marin Marais es expulsado de la casa y abandona  a Madeleine que nunca se recuperará. Sin embargo sí consigue su objetivo, llegar a ser músico de la corte y director de los músicos del rey. Los años han pasado y Marin Marais es ya viejo, se siente insatisfecho y todavía se sigue preguntando por el sentido de la música. A escondidas y de noche abandona la corte para escuchar tocar a su ancianísimo maestro en una cabaña en su jardín hasta que una noche éste le descubre y le revela el sentido de la música.


No puedo dejar de transcribir el texto de ese encuentro entre el viejo maestro y su ya aventajado discípulo:
 “Monsieur, puis-je vous démander une dernière leçon? Demanda Monsieur Marais en s’animant tout à coup.
-Monsieur, puis-je tenter une première leçon?” rétorqua Monsieur de Sainte Colombe avec une voix sourde.
Monsieur Marais inclina la tête. Monsieur de Sainte Colombe toussa et dit qu’il désirait parler. Il parlait à la saccade.
“Cela est difícil, Monsieur. La musique est simplement là pour parler de ce dont la parole ne peut parler. En ce sens elle n’est pas tout à fait humaine. Alors vous avez découvert qu’elle n’est pour le roi?
-J’ai découvert qu’elle était pour Dieu.
-Et vous vous êtes trompé, car Dieu parle.
-Pour l’oreille?
-Ce don’t je ne peux pas parler n’est pas pour l’oreille, Monsieur.
-Pour l’or?
-Non l’or n’est rien d’audible.
-La gloire?
-Non. Ce ne sont que des noms qui se renomment.
-Le silence?
-Il n’est que le contraire du langage.
-Les musiciens rivaux?
-Non!
-L’amour?
-Non.
-Le regret de l’amour?
-Non.
-L’abandon?
-Non et non.
-Je ne sais plus, Monsieur. Je crois qu’il faut laisser un verre aux morts…
-Aussi brûlez-vous.
-Un petit abreuvoir pour ceux que le langage a désertés. Pour l’ombre des enfants. Pour les coups de marteau des cordonniers. Pour les états qui précèdent l’enfance. Quand on était sans soufflé. Quand on était sans lumière”.
Sur le visage si vieux et si rigide du musician, au bout de quelques instants apparut un sourire…

El siguiente video incluye la escena. El fragmento transcrito comienza en el minuto 7. El texto recitado en francés se complementa con los subtítulos en español.


Tous les matins du monde sons sans retour. Todas las mañanas del mundo son sin posibilidad de regreso. No es cierto, a este mundo delicado formado por la película, el libro y la música se puede regresar una y otra vez.
Que lo disfruten.

No hay comentarios:

Publicar un comentario