miércoles, 21 de diciembre de 2011
El placer del Champagne; 3º parte y última
El champagne es especial, pero para que se ajuste a nuestras expectativas, debemos tratarlo también de manera especial. Y el cuidado necesario empieza por la compra. En principio, el champagne es adecuado para todas las ocasiones y platos, pero en la variedad correcta.
Para empezar, hay que tener presente que ningún otro vino ofrece una gama tan amplia, adecuada para todas las ocasiones. Cada productor puede personalizar sus cuvées mezclando variedades de uva y vinos de diferentes zonas y edades, y precisando su propia dosis. Así pues, hay champagnes claros y espesos, afrutados y aromáticos, frescos y maduros, dulces y muy secos, jóvenes y desarrollados. Y evidentemente, buenos y malos, refinados y banales, armónicos y robustos, caros y baratos. Y es en la variedad más apreciada, el brut sin cosecha, donde existen las mayores diferencias entre viticultores o cavas. Entonces hay que recurrir al consejo de un sumiller, de un comerciante especializado, de un vendedor experto, de una buena guía… o a la propia experiencia.
El champagne constituye un aperitivo fantástico cuando es burbujeante, fresco y seco, como es el caso de muchos brut sin cosecha y jóvenes blancs de blancs. Los últimos combinan muy bien con ostras y mariscos. Para el caviar y bogavante se recomienta un brut algo más fuerte. El acompañamiento ideal para el pescado es un blanc de blancs o un brut. Pero cuando la salsa, el sabor y la consistencia del plato es más fuerte, el champagne debe tener más estructura y complejidad: vinos de cosecha o rosados. Los cuvées de prestigio requieren platos similares. Con el queso, es más indicado champagne seco y fuerte, mientras que con los postres se recomienda un semi seco.
Cuando se ha elegido el champagne indicado, debe servirse adecuadamente. La temperatura óptima oscila entre los 6 y los 9 grados y debería alcanzarse de forma gradual. Para ello es mejor situar la botella en una cubitera con hielo y agua, donde debe permanecer una vez abierta. No sirva nunca el champagne en copas bajas, ya que pierde buqué y burbujas. Sírvalo en copas de cristal claro, en forma de tulipán estilizado y con un pie lo suficientemente alto como para que la temperatura corporal que pasa a través de la mano no ascienda y perjudique la del champagne.
martes, 20 de diciembre de 2011
El Champagne: De la cepa al Brut 2ª parte
Cavas de Champagne en Reims |
El champagne más vendido no es un vino blanco, al menos no un vino blanco tradicional, ya que se elabora con dos terceras partes de uvas rojas: Pinot noir y Pinot meunier. Las primeras, borgoñas tardías, dan poco beneficio, aunque son abundantes y productivas. Las Pinot meunier, Riesling negro, no sufren tanto con las heladas y su cultivo no es tan complicado. Destaca su sabor afrutado y su expresión. La uva blanca, Chardonnay, redondea la composición.
Si la cosecha se retrasa hasta fines de septiembre, hay que apresurarse. Incontables jornaleros recogen la uva a mano, ya que no puede sufrir ningún daño. La piel azul teñiría el mosto. Para evitar cualquier coloración, se prensa inmediatamente. A continuación tiene lugar la fermentación del alcohol, bajo estricto control de temperatura y con un suplemento de levadura. Suele seguir una segunda fermentación, la maloláctica, para la acidificación biológica. Así se consigue el vino básico, seco y sin aguja.
Las botellas se van girando para que los posos de levadura vayan al fondo. |
Es entonces cuando empieza la elaboración del champagne, según el arte desarrollado a finales del siglo XVII y principios del XVIII por Dom Pérignon, maestro bodeguero de la abadía de Hautvilliers. Vinos de distintas clases, áreas y cosechas –exceptuando los champagnes de cosecha- se mezclan y embotellan como cuvée. Antes de sellarlos con corcho se añade a cada botella un poco de liqueur du tirage, una mezcla de azúcar crudo (24 gr/l), vino viejo y levadura pura. En un plazo de ocho a diez semanas ha finalizado la fermentación de la botella, la prise de mouse. Gracias al reposo, se crea ácido carbonico que convierte el vino en espumoso. La levadura empieza a descomponerse y a “alimentar” el vino, proporcionándole aroma y exuberancia adicionales.
Los champagnes sencillos tardan al menos un año en desarrollar restos de levadura, los de cosecha tres veces más, aunque la mayoría madura mucho más en las interminables cavas yesosas de Reims o Epernay, antes de que se inicie el proceso de agitación para depositar los restos en el cuello de la botella.Entonces sigue el degüello. Las botellas se enfrían mediante inmersión y, a continuación, se retira el corcho mecánicamente y la presión del ácido carbónico expulsa esos restos.Se rellena la botella con Liqueur d’expédition, una dosis de vino mezclado con azúcar. Este suplemento determina la variedad de champagne. Si se añade vino seco, se convierte en non dosé, brut nature, ultra brut, extra brut o brut intégral. La variedad más importante para los fabricantes es el brut sin cosecha, que basa su reputación en un carácter inamovible y una calidad estable.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Le Champagne 1ª Parte
Le Champagne |
Desde siempre el champagne ha estado rodeado de un aura de lujo. En el siglo XVII, antes de que la moda de los vinos espumosos invadiera Francia, su mejor perla, en un principio tímida, empezó fascinando a la distinguida sociedad londinense. Luis XV dejó que sus amantes le sedujeran con esta noble bebida que se ha mantenido hasta nuestros días en las mesas festivas, independientemente de la autoridad de los comensales (a no ser que tengan muy pocos recursos). El champagne está especialmente indicado en las fiestas. Ya el hecho d abrir una botella cuidadosamente cerrada se convierte en toda una experiencia de la que nadie quiere privarse.
Mapa de las denominaciones de origen del Champagne |
Sin embargo, suele olvidarse con facilidad que el champagne también es un vino y, en realidad, es la variedad que crece en el extremo norte de Francia. Epernay Reims, las dos capitales, están situadas a 140 kilómetros al norte de París. Deben su atractivo –sin olvidar la magnífica catedral de Reims- a las famosas cavas y a sus impresionantes bodegas situadas entre 10 y 50 metros bajo tierra, en suelo yesoso, y a sus galerías, que alcanzan los 300 kilómetros. Aunque el paisaje en sí no es especialmente acogedor, las suaves colinas cubiertas de cepas y los diminutos pueblos rodeados de bosques le confieren un encanto propio. Pero no hay que engañarse, la amenaza de una helada está siempre presente, es un peligro constante. Un buen año puede producir 260 millones de botellas de champagne, pero a veces la naturaleza en el peor de los casos la reduce a menos de un tercio.
Viñedos de Epernay |
La mayor parte de las 32.700 hectáreas de terrenos destinados al champagne están situados en el departamento de Marne, la zona con las áreas de cultivo más famosas: Montagne de Reims, Côte des blancs (al sur de Epernay) y parte del valle de Marne. Una quinta parte de los champagnes procede de las viñas cercanas a los municipios de Bar-sur-Aube y Bar-sur-Seine al este de Troyes. El champagne debe su calidad a un suelo rico en yeso y a un microclima favorable. Ambos factores quedan reflejados en el precio de la uva, siempre actualizado. De los 302 municipios que elaboran champagne, solo 17 poseen la clasificación Gran Cru al 100%. Otros 41 municipios, recibieron la categoría Premiers Crus en un 90 y un 99%. El resto debe conformarse con una 80 o 89%. En la región de Champagne existen 14.800 empresas dedicadas al cultivo de la uva; muchas son miembros de una de las 44 sociedades vinícolas. De los 5.152 viticultores que embotellan champagne, sólo una parte lleva a cabo el costoso proceso de elaboración, con las 265 cavas registradas en cabeza. Aunque algunas poseen florecientes viñedos, compran la uva o el mosto y llevan a cabo el proceso de champanización. Las marcas más conocidas internacionalmente están en manos de unas pocas sociedades. Así pues, una de cada cuatro botellas vendidas pertenece al holding LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), ya que produce tanto Moët-Chandon, Veuve Cliquot y Mercier, como Pommery, Canard-Duchêne, Ruinart y Henriot.
jueves, 15 de diciembre de 2011
Los Santons de Provenza
Pareja provenzal |
Los Santons de Provenza son figuritas de belén hechas en barro y muy coloristas. Representan como es habitual a San José, la Virgen María y el niño Jesús, así como a los Reyes Magos, los pastores y toda una serie de personajes habituales de un pueblo provenzal, y sus oficios tradicionales en el siglo XIX. Todos estos personajes llevan al niño su presente a través de un paisaje que siempre incluye una colina, un río con su puente y olivos (representados mediante tomillo en flor).
Pastora con oca |
La tradición del belén tiene su origen en la Edad Media, ciertos autores la remontan a San Francisco de Asís que habría sido el primero en 1223 en escenificar la natividad en su iglesia de Greccio. Los personajes fueron entonces interpretados por gentes del pueblo y con animales reales. Este belen viviente dio lugar a una tradición que se ha perpetuado en el tiempo. En algunos lugares se siguen celebrando belenes vivientes y los representados con figuritas de barro son frecunetes en muchos hogares. Estos últimos se remontan a las iglesias en el siglo XVI.
La virgen María |
Después de la revolución francesa, que obligó a cerrar la iglesias, y la supresión de la misa de gallo, las representaciones públicas de la natividad fueron discontinuas. Fue entonces cuando se crearon en provenza los pequeños personajes llamados « Santoun » o « petits saints » para poder representar la natividad en la intimidad de las casas de cada familia provenzal.
Fabricación de los Santons
Niño Jesús |
Los primeros Santons estaban confeccionados en miga de pan, pero poco a poco se comenzaron a fabricar en arcilla roja de provenza endurecida al horno. El primer fabricante conocido de Santons fue un marsellés Jean-Lous Lagnel hacia 1800. Hoy en día es un oficio muy habitual en Provenza donde existen más de un centenar de talleres entre Marsella, Aubagne, Aix-en-Provence y Arles.
Los principales personajes del belén Provenzal
Pastor de Provenza |
Citemos como personajes al niño Jesús o lou tant bèu pichot (el bello niño), Sant Jousè (San José), la Santo Vierge (la Virgen María), lou biou (el buey), l'ase (la mula), li pastre (los pastores), lou viei et la vièio (el viejo y la vieja), lou tambourinaire (el tamborilero), lou pescadou (el pescador), la peissouniero (la pescatera), lou pourtarié d'aigo (el aguador), lou bouscatié (el leñador), la jardiniero (la jardinera), la masièro (la granjera con sus productos de la granja), lou móunié (el molinero con su saco de harina), lou boulangié (el panadero), et la bugadiero (la lavandera).
Pareja de pastores |
Joyeux Noël
martes, 13 de diciembre de 2011
Georges Brasses la mala reputación
Georges Brassens |
Otra canción de Georges Brassens, en este caso una de las más famosas: La mala reputación, La mauvaise réputation. Creo que la primera vez que escuché esta canción fue en la versión roquera y más canalla de Loquillo. Luego oí hasta la saciedad (mi familia la sufrió), la fuente de la que manaba, es decir la versión que había hecho en los años 60 Paco Ibáñez traducida por Pierre Pascal. Me gusta mucho Loquillo pero creo que esta primigenia versión en español es más fiel al original. Pese a todo creo que ni uno ni otro captaron el espíritu de Brassens. Loquillo la llevaba a la actitud macarra de barrio chulesca y decidida. Paco Ibañez la enmarcó en la protesta de los años 60 contra el franquismo. Sin embargo yo siempre he visto esta canción más en la línea de la declaración de intenciones de un señor que lo único que quiere es que le dejen a su aire y en paz.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Georges Brassens, les amoureux des bancs publics
Georges Brassens
|
Sé que las canciones de Georges Brassens no admiten término medio. O te encantan o las odias. Hay a quien ese señor estrábico cantando con una guitarra monocorde le pone de los nervios. Quizá ayude comprender el idioma y conocer un poco al personaje, un señor que se puso el mundo por montera y, siempre a lo suyo, cantó a contracorriente de las modas hasta convertirse en un clásico. Luego se murió y (hace ya treinta años), alcanzó la inmortalidad. Lo dicho, o te gusta…o no.
Mi primera canción de Georges Brassens fue Les amoureux des bancs publics, un destilado de lo que es una relación amorosa: los fuegos artificiales del principio y las brasas que hay que mantener calientes sin mirar con desprecio a esos adolescentes que se besuquean en los bancos públicos, ignorantes de que esa es la mejor época de su amor.
Voy a insistir, este es Georges Brassens, esta es su maravillosa poesía. Que no sea por no habérsela ofrecido.
martes, 29 de noviembre de 2011
Martha Wainwright canta La Foule de Edith Piaf
La legendaria canción de Edith Piaf interpretada por Martha Wainwright.
viernes, 25 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
Le Mont Saint-Michel en 3D
He encontrado en internet este curioso video en el que a través de Google earth nos presentan una panorámica del Mont Saint-Michel.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Fotos de Bretagne
viernes, 11 de noviembre de 2011
HHhH Laurent Binet
Laurent Binet |
HHhH: El cerebro de Himmler se llama Heydrich ese es el significado del enigmático título y lo que se decía en las SS de Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, considerado el hombre más peligroso del Tercer Reich y una de las figuras más enigmáticas del nazismo.
A la derecha detrás de Hitler: Heydrich |
Edición francesa de HHhH |
Laurent Binet se obsesiona con Reinhard Heydrich cuando su padre le cuenta su historia siendo un niño. El relato de cómo dos partisanos, el uno checo y el otro eslovaco, consiguieron eliminar al verdugo, al carnicero, a la bestia rubia, tres de los sobrenombres con los que fue conocido, se enquistó en su subconsciente y creció poco a poco hasta que su mente de escritor tiró del hilo para contar la historia.
Jozef Gabčík |
Jan Kubiš |
Conocemos toda la trama desde el principio. No hay sorpresas: Los dos partisanos consiguen asesinar al jerarca Nazi y asestar un duro golpe a las SS que pagarán con su vida. Perseguidos por los Nazis, se refugiarán en la cripta de una iglesia de Praga y resistirán el sitio de sus perseguidores en la cripta de la iglesia hasta que, conscientes de su captura, se quiten la vida para evitar un mayor suplicio. ¿Dónde está entonces el intríngulis de la novela? El interés de la historia reside en que asistimos maravillados a la gestación de la novela de la que el propio Laurent Binet es protagonista. Desde la búsqueda de información, las películas que encuentra y visiona relacionadas con la historia, los libros que lee, los viajes que realiza y como elige los mimbres de su historia para construir una ficción deudora de la realidad y que no traicione los hechos en los que está basada.
Portada española de HHhH |
El coche de Heydrich tras el atentado |
La obsesión del autor es ceñirse a los acontecimientos y no novelar, no añadir detalles de ficción que adornen la historia pero que no estén contrastados. Una antinovela que sin embargo se demuestra apasionante porque al interés de los hechos históricos se suma una interesantísima autoficción, una amenísima metaliteratura en la que asistimos sorprendidos a la construcción del relato, cuya conclusión ya conocemos, sin que el doble interés decaiga; el doble interés de ver como el novelista lucha contra sus problemas para construir su novela, y por otro lado como los protagonistas actúan para desarrollar la trama que sustenta la autoficción, es decir, la operación Antropoide que acabó con el asesinato del que era llamado el cerebro de Hitler.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Cheverny-Moulinsart
A lo largo del curso del rio Loira hay más de setecientos castillos. Algunos de ellos son de visita obligada, otros son muy interesantes y quizá en otras latitudes atraerían a miles de turistas al cabo del año. Sin embargo no soportan el agravio comparativo con sus vecinos de pasado más esplendoroso. Uno de los principales es el castillo de Cheverny que por si solo merece la pena ser visitado. Sin embargo este castillo tiene un atractivo añadido a sus encantos y es que fue elegido por Hergé para que en sus historias lo habitaran El capitán Haddock y Tintin. El gusto por el realismo del autor de nuestro personaje es conocido. Muchos de sus personajes y dibujos están directamente basados en personajes reales o en imágenes identificadas, así que para el castillo de Moulinsart se inspiró en este fabuloso castillo del siglo XVI que desde hace seiscientos años pertenece a la misma familia y que en la actualidad es propiedad del Marqués Charles Antoine de Vibraye. Desde el año dos mil uno en las antiguas caballerizas se puede visitar una preciosa exposición realizada conjuntamente con la fundación Hergé de Bruselas y que representa las viñetas que se desarrollan en el castillo a lo largo de los diferentes álbumes de la serie. El álbum en el que aparece por primera vez el castillo es precisamente el que da título a la adaptación al cine El secreto del Unicornio y como es lógico su aparición en la pequeña pantalla ha supuesto para los habitantes del castillo una nueva emoción.
En el año dos mil siete visité el castillo y la exposición y al regresar a España publicaron en el suplemento de viajes del periódico El País la siguiente reseña.
A lo largo del curso del rio Loira hay más de setecientos castillos. Algunos de ellos son de visita obligada, otros son muy interesantes y quizá en otras latitudes atraerían a miles de turistas al cabo del año. Sin embargo no soportan el agravio comparativo con sus vecinos de pasado más esplendoroso. Uno de los principales es el castillo de Cheverny que por si solo merece la pena ser visitado. Sin embargo este castillo tiene un atractivo añadido a sus encantos y es que fue elegido por Hergé para que en sus historias lo habitaran El capitán Haddock y Tintin. El gusto por el realismo del autor de nuestro personaje es conocido. Muchos de sus personajes y dibujos están directamente basados en personajes reales o en imágenes identificadas, así que para el castillo de Moulinsart se inspiró en este fabuloso castillo del siglo XVI que desde hace seiscientos años pertenece a la misma familia y que en la actualidad es propiedad del Marqués Charles Antoine de Vibraye. Desde el año dos mil uno en las antiguas caballerizas se puede visitar una preciosa exposición realizada conjuntamente con la fundación Hergé de Bruselas y que representa las viñetas que se desarrollan en el castillo a lo largo de los diferentes álbumes de la serie. El álbum en el que aparece por primera vez el castillo es precisamente el que da título a la adaptación al cine El secreto del Unicornio y como es lógico su aparición en la pequeña pantalla ha supuesto para los habitantes del castillo una nueva emoción.
En el año dos mil siete visité el castillo y la exposición y al regresar a España publicaron en el suplemento de viajes del periódico El País la siguiente reseña.
EL VIAJERO HABITUAL MI AVENTURA
En el castillo de Tintín
CUANDO se visita el valle del Loira, en Francia, uno se acostumbra a los nombres regios que llenan las guías de viaje: Diana de Poitiers, François I, Enrique II, Leonardo da Vinci, etcétera. Cada castillo está relacionado con un personaje histórico. Figuras que han sido decisivas a la hora de definir los estilos decorativos y arquitectónicos que existieron en Francia desde el Medievo hasta el Renacimiento. Sin embargo, una de las fortalezas difiere del resto: la del Capitán Haddock y Tintín.
Una excelente manera de celebrar los 100 años del nacimiento de Hergé (nacido en 1907 en Etterbeek, un pequeño pueblo belga) es visitar el castillo de Cheverny. El autor de las aventuras de Tintín y Milú se inspiró en este conjunto de proporciones perfectas para dibujar Moulinsart, la morada del antepasado del Capitán Haddock, el irascible Caballero de Hadoque. El dibujante lo transformó en la residencia belga de este personaje en el cómic El tesoro de Rackham el Rojo.
Al castillo del álbum sólo le faltan, para ser idéntico al original, dos pabellones laterales. Las chimeneas, los techos, las ventanas, el cuerpo central e incluso el diseño de los jardines reproducen cada detalle del castillo de Cheverny. Y para perdernos en el imaginario de Hergé, nada mejor que pasearse por la exposición Los secretos de Moulinsart. Los dueños del castillo, junto a la Fundación Hergé , han recreado a tamaño natural las viñetas de Tintín donde aparece el castillo. En la muestra se tiene la impresión de estar dentro del cómic: se visitan los sótanos del castillo de Moulinsart donde fue enterrado Tintín en El secreto del unicornio; se curiosea entre los objetos de la habitación de este intrépido reportero; se inspecciona el taller del profesor Tornasol, donde se encuentra un submarino con forma de tiburón. Asimismo, nos podemos perder en la sala donde ensaya Bianca Castafiore (Las joyas de la Castafiore ) o en el salón del anfitrión.
Quien sufra el síndrome de Tintín no debe abandonar el valle del Loira sin haber visitado Moulinsart. Es decir, Cheverny.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Crítica Cinematográfica.Las aventuras de Tintin: El secreto del Unicornio
Dibujo de Irene Ollo |
La música de John Williams nos adentra una vez más en el universo Spielberg y ya los títulos de crédito marcan el tono de la historia que el famoso director nos va a contar junto a Peter Jackson; lo que nos espera es una mezcla de saltos trepidantes de una a otra parte de la historia y el homenaje continuo al espíritu de Hergé, mediante la inclusión en las imágenes de todo tipo de fetiches tintinescos que pueblan los demás álbumes del dibujante belga e incluso un cameo del artista. La historia, por si queda alguien que no lo sepa, es el resultado de la fusión de tres álbumes de Hergé: El cangrejo de las pinzas de oro (del cual se extrae el momento en que Haddock y Tintin se conocen) y los dos álbumes que conforman una sola historia: El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham el rojo. Spielgerg y Jackson cortan y pegan las tres historias cogiendo de cada una los elementos esenciales para construir un guión que no pierde ritmo y respeta en lo esencial los tres libros aunque se toman muchas licencias que quizá no gusten a algunos puristas. De partida hay que dejar claro que en mi espíritu ocupa más espacio todavía que Tintin mi afición a las historias de aventuras y en especial a las de Indiana Jones. Así que el que puede ser considerado el principal defecto de la película por parte de los aficionados a los comics de Tintin, en mi visionado de la película ha supuesto un valor añadido ya que el ritmo de la película ligado al mejor estilo de Spielberg, y en concreto el sabor a Indiana Jones que destila toda la película (en el modo de presentar a los personajes, de llevar la acción de un escenario a otro mediante espectaculares transiciones, no dejar desfallecer ni por un momento la intriga) reconocemos al mejor Spielberg que nos monta en su cochecito de montaña rusa para dejarnos bajar tan solo cuando la historia llega a su fin. La tecnología: la imagen en tres D y la motion capture hacen que los personajes sean idénticos a los dibujados por Hergé en los comics sin esa sensación de máscaras y maquillaje excesivo que dejaban películas como Dick Tracy en las que para caracterizar a los personajes era necesario hacer desaparecer la expresión del actor. Evidentemente los actores que encarnan a los protagonistas no son reconocibles tampoco en Tintin, pero la expresividad de sus rostros es mucho mayor que la del mejor dibujo animado.
Inevitablemente la aventura llega a su fin y muy mal tiene que ir en taquilla para que no se lleve a cabo la trilogía anunciada por los dos directores. A mi modo de ver las aventuras de Tintin por fin han encontrado un digno modo de ser trasladadas a la pantalla.
lunes, 24 de octubre de 2011
Parecidos evidentes, los personajes reales detrás del cómic.
Hergé se inspiraba en la realidad que le rodeaba. Prácticamente todos los personajes que aparecen en sus cómics están basados en personajes reales de la actualidad de la época en la que fueron dibujados los álbumes. Para la creación de Tintin en 1928 la fuente de inspiración fue Pale Huld, un joven scout danés que dio la vuelta al mundo en 44 días y publicó un libro sobre su viaje. El parecido físico con Tintín es evidente, incluida la ropa. Hergé trabajaba dibujando historietas para el suplemento juvenil Le Petit Vingtième del periódico Le Vingtième. El jefe de Hergé, el padre Wallez, ferviente antisoviético, sugiere a Hergé que envíe a Tintin en su primera aventura a un viaje a la URSS para desenmascarar el paraíso soviético. Sería la primera de las aventuras políticamente incorrectas en las que se vería envuelto el reportero y que tendrían su culmen en Tintin en el Congo, donde daría rienda suelta a todos los tópicos y prejuicios de los blancos ante los negros. Progresivamente las aventuras de nuestro héroe se volverán más objetivas, serenas y juiciosas y sobre todo documentadas, hasta llegar a Tintin en el Tibet.
miércoles, 19 de octubre de 2011
¿Por qué nos gusta Tintin?
Si lo pensamos fríamente Tintin es un personaje muy plano. Es tan solo un arquetipo, un símbolo de la aventura. No sabemos casi nada de él. Lo que nos fascina de Tintin es su inmensa libertad: un eterno adolescente sin padres, ni pasado, ni obligaciones, ni siquiera obligaciones profesionales (Sabemos que es periodista y nadie le ha visto escribir una línea).
De Tintín nos atrae el modo en que se sumerge en la aventura sin mirar a los lados ni encomendarse a nadie. Le basta rastrear la pista de un tesoro o saber que un amigo está en peligro en el otro extremo del planeta y la aventura echa a rodar.
Mi generación no fue la primera que se inició en la lectura con Tintin, recordemos que el personaje va a cumplir ochenta, sentíamos una atracción especial que todavía hoy los niños sienten por ese muchacho del flequillo rubio, por las aventuras fabulosas en las que se ve envuelto. En pocos días llega a las pantallas la nueva aventura cinematográfica de nuestro héroe y ya nos estamos relamiendo los labios pensando en lo que nos promete el tráiler: un torrente de emociones y un regreso a la aventura por la simple aventura.
martes, 18 de octubre de 2011
Especial Tintin: Cuenta atrás para el estreno de la nueva película.
Tintinófilos
Comenzamos un monográfico sobre Tintin para calentar motores de cara al estreno de la nueva película del personaje. Agarrense a sus asientos, la aventura comienza...
lunes, 17 de octubre de 2011
Historias truculentas de la historia de Francia: Los hermanos Aunay
Felipe el hermoso |
La realeza nunca ha tenido el más mínimo problema en recurrir a las concubinas para asegurarse la descendencia. Si la reina no daba varones se la repudiaba y se ponía a otra en el trono, o directamente se tenían varias amantes hasta que una de ellas engendraba un heredero. Otra historia es si la alegría en el lecho conyugal la buscaba la reina por su cuenta sin recurrir al rey, tales actos traían inevitablemente nefastas consecuencias. Y si no que se lo pregunten a los hermanos Felipe y Gualterio d’Aunay que pagaron caros los buenos ratos pasados con las nueras del rey Felipe IV de Francia, más conocido como Felipe el hermoso; Al parecer llamarse Felipe era garantía de belleza visto como abundan en la historia.
Luis X, Felipe V y Carlos IV |
Felipe IV tuvo siete hijos, pero solo cuatro llegaron a la edad adulta: Luis X, Felipe V, Carlos IV e Isabel apodada “la loba de Francia” con eso está dicho todo, la buena señora se merece una entrada en este blog para ella sola. Los tres hijos varones sucedieron a su padre uno tras otro en el trono y fueron por lo tanto reyes de Francia, pero antes de que llegara su momento, vivieron otro no de menor interés en el que se quitaron la corona para ponerse la cornamenta. Al parecer sus esposas reales, a la sazón: Blanca Margarita y Juana se acostaron con los caballeros Felipe y Gualterio d’Aunay, en realidad Juana sólo las encubrió y las que cometieron adulterio fueron Margarita y Blanca. Los hechos llegaron a oídos de Isabel, que era un mal bicho celoso a la que le faltó tiempo para ir con el cuento a su padre y hermanos. Los príncipes se lo tomaron muy mal y pidieron justicia inmediata. Los caballeros fueron apresados y tras una noche de tortura confesaron los hechos y probablemente también se inculparon de algún crimen que no habían cometido, ya que toda una noche de creativos tormentos medievales dan para reflexionar largamente. Al día siguiente el rey dictó justicia: Ante él comparecieron las princesas con la cabeza afeitada que fueron condenadas a prisión perpetua en la fortaleza de Gaillard. De allí saldrán con vida Blanca y Juana, la primera para acabar sus días en la abadía de Maubuisson y la otra, que no había sido repudiada por su marido, para ser reina de Francia al lado de Felipe V. Margarita no tuvo tanta suerte; la leyenda dice que Luis X la mandó estrangular con sus propios cabellos (o le crecieron lo suficiente o el bueno del rey lo guardo para tal fin (¿?).
Luis X, Felipe V y Carlos IV |
Quienes no comparecieron a juicio, y tampoco creo que tuvieran mucha esperanza en la clemencia real, fueron los reos, que pasaron directamente de las mazmorras a una carreta que les condujo al alba del 25 de abril de 1314 hasta la plaza de Pontoise. Durante el camino hubo que sujetarles pues ya no se tenían en pie y supongo que en su ánimo estaría el deseo de que todo acabara pronto. En la plaza se había congregado una multitud que esperaba expectante ver dar suplicio a dos nobles. En aquella época en que la muerte estaba a la orden del día, solo una muerte especialmente violenta y de la que eran protagonistas dos personajes destacados, despertaba la curiosidad del vulgo.
Durante la noche habían levantado el patíbulo que se alzaba a dos metros del suelo. Sobre él descansaban dos ruedas colocadas horizontalmente y un tajo para decapitar, completaba el conjunto una horca. Los dos verdugos vestidos de rojo subieron al cadalso. El color rojo era obligado ya que la sangre brotaría por doquier. Llegó la carreta con los condenados escoltada por arqueros y los ayudantes de los verdugos subieron a los reos al patíbulo y los despojaron de sus ropas. Tras desnudarlos los tumbaron en las ruedas cara al cielo. En ese momento, cuando todo parecía dispuesto para empezar, los verdugos se detuvieron. El rey había dispuesto que las princesas contemplaran el suplicio y al instante hicieron su entrada en la plaza subidas en una carreta. Los verdugos se dispusieron a empezar. Alzaron sus mazas y descargaron terribles golpes sobre los brazos y piernas de los condenados para romperles todos los huesos. La maza retumbaba sobre las extremidades que crujían junto a la madera de las ruedas que tenían debajo al reventar los huesos. A continuación con unos garfios los despellejaron vivos; grandes jirones de piel arrancados de los dos cuerpos hicieron brotar la sangre que salpico a diestro y siniestro. Si los hermanos Aunay aún sentían algo les quedaba todavía un rato de suplicio. Con unos enormes cuchillos de carnicero los verdugos les cortaron los testículos y los dieron de comer a los perros. Es fácil imaginar los gritos de la embrutecida multitud que veía el escarnio caer sobre alguien privilegiado. Probablemente más muertos que vivos, fueron arrastrados al tajo donde la espada brilló dos veces para cortar sus cabezas. Todo había acabado. Ya no sentían dolor cuando sus cuerpos fueron colgados de la horca por debajo de las axilas.
Las princesas, una vez acabado el suplicio, emprendieron el camino hacia el Château Gaillard. Probablemente en su cabeza revivían los momentos de placer vividos en la torre de Nesle. Sus amantes ya ni sufrían ni padecían, a ellas les esperaban largos años de reclusión y un destino incierto.
martes, 4 de octubre de 2011
El Comisario Maigret
Cuando era un chaval, encontré en casa de mi abuelo, una novela policiaca de un tal Georges Simenon. Me la llevé a casa como me había llevado antes las de Los Cinco o las de Los Hollister que habían pertenecido a mis tías. No sé cómo llegó esa novela a casa de mi abuelo. Así como mi tía me prestaba las novelas de Agatha Christie (estas sí, con el compromiso de devolvérselas), de aquella novela, que fue la primera, nadie me supo dar razón. Empecé a leer a Simenon y me gustó. A veces no entendía por qué aquel comisario dejaba irse de rositas al culpable del crimen. Más tarde me enteré de que eso se llama justicia poética y que Simenon la practicó avant la lettre. Hoy es frecuente encontrar en la ficción sabuesos que obvian la ley si consideran que el castigo infligido al infractor sería excesivo, o si realmente lo que hizo estaba justificado; sin ir más lejos mi adorado comisario Montalbano obra de Andrea Camilleri. Pero en los años 50, que es cuando Maigret comenzó sus andanzas, el crimen era el crimen y el castigo era el castigo. Maigret tenía para mí el perfil difuso de un señor un tanto gordo, un tanto alcohólico (hay que verle trasegar cervezas y chupitos de calvados), pero que a la vez tenía la empatía suficiente para ponerse del lado del débil y comprenderle. Véase, por lo tanto, lo mucho que debe el comisario Bordelli de Marco Vichi a Jules Maigret.
Hace poco, hablando con mi cuñado, diseccionamos a Maigret y a su autor: Georges Simenon. Ese señor tan peculiar como su criatura de ficción que también fumaba en pipa pero que al contrario que su criatura era infiel a su mujer. Por si no lo sabían lean una biografía de Simenon y verán palidecer a Casanova. Y los dos (mi cuñado y yo), coincidimos en lo bien que nos lo habíamos pasado leyendo las historias de Maigret, en la gran calidad literaria que tienen, y en lo mucho que hacía que no las habíamos vuelto a leer. Así que pensando en este blog releí (han pasado veinte años desde la última vez que le eché el ojo así que no me acordaba de nada), Maigret en New York. Volver a Maigret fue como enfundarse unas viejas zapatillas cómodas, pero ahora, a diferencia de hace veinte años, comprendo mejor las razones del viejo comisario.
Georges Simenon habla del comisario Maigret
Maigret tiene entre 45 y 50 años. Nació en un castillo, en el centro de Francia, en el cual su padre ocupaba el cargo de administrador. Es pues, de origen campesino, robusto y fornido, pero posee cierta educación; en Francia, algo así como a medio camino hacia la burguesía. Fue monaguillo en la parroquia de su pueblo.
De joven quiso ser médico. No por amor a la medicina, sino porque soñaba, sin decírselo a nadie, con una especie de profesión inexistente: la de "remendador de destinos". Le parecía que muchos individuos no llegaban hasta el final de su verdadero destino por no comprenderse a sí mismos. Le habría gustado comprender a todos los hombres y ayudarse a hacerse a sí mismos. En su adolescencia, le parecía que la medicina era la profesión que más se acercaba a este sueño.
La muerte de su padre le impidió continuar sus estudios. Descubrió entonces que la policía criminal permite ocuparse a los hombres de una manera bastante afín a sus deseos juveniles. Entró, pues, como secretario en una comisaría de París. Recorrió todos los servicios policiales (como se hacía entonces, cuando las oposiciones tenían menos importancia que la práctica): la brigada de calles, la de estaciones de ferrocarril, grandes almacenes, narcóticos, etcétera.
Finalmente, accedió a la brigada de homicidios y se convirtió en Maigret.
Su vida privada es muy tranquila. Tiene una esposa dulce, rolliza, tierna y sencilla, que lo llama respetuosamente Maigret (de modo que todo el mundo terminó por olvidar su ridículo nombre, Jules). Ella mantiene su hogar minuciosamente limpio, le prepara suculentos guisos, le cuida las heridas, jamás se impacienta cuando él pasa muchos días fuera de casa, soporta con indulgencia sus altibajos. Le horrorizan los cambios y vive desde hace veinte años en el mismo piso, en un barrio ni rico ni pobre, de modestos trabajadores.
Maigret es bastante grueso, plácido, fuma en pipa con cortas y golosas bocanadas, le gusta comer bien, y también beber: a veces cerveza, a veces tragos cortos de buenos aguardientes. Le gusta deambular por las calles y sentarse en la terraza de algún café.
Un caso criminal nunca es para él un caso más o menos científico, un problema abstracto. Es tan sólo un caso humano.
Le gusta husmear el rastro dejado por un hombre como un perro de caza olfatea una pista. Quiere comprender. Se mete en la piel de sus personajes, de quienes, poco antes de verlos por primera vez, lo desconoce todo, y cuando hay un crimen, necesita averiguar hasta los más pequeños detalles. Otorga mucha importancia al ambiente en el que viven. Cree firmemente que determinado gesto no habría sido el mismo en un ambiente distinto, que un carácter evolucionaría de otra manera en cualquier otro barrio.
Es lento, pesado, paciente. Espera el déclic. El déclic, al que se refieren con afectuosa y respetuosa ironía sus colegas, es el momento en que Maigret, empapado de un ambiente y de los personajes a los que acaba de seguir paso a paso durante horas, días y semanas, consigue por fin pensar y sentir como ellos.
No hay nada aparatoso en su comportamiento. Presta escasa importancia —sin rechazarlos del todo— a los métodos científicos. A menudo se pega obstinadamente a un culpable y le impone sin respiro su presencia, pues sabe que así terminará por "minar" los nervios de su adversario y provocar en él o bien una confesión, o bien una torpeza reveladora.
En los momentos más dramáticos, algo así como un soplo de humor que proviene muchas veces de la más absoluta y anticonformista sencillez con la que mira a personas y cosas.
Se sirve de los inspectores de su brigada, pero siempre prefiere acudir él, en persona, al lugar indicado, seguir él mismo los rastros, hacer vigilancias y diligencias que muchos considerarían incompatibles con su cargo. Quiere husmear a las personas y los lugares por sí mismo, hurgar por todas partes; aunque en ocasiones se siente descorazonado, nunca pierde la paciencia, y muchas veces se le podría creer borracho o dormido precisamente en el momento que está más despierto.
Odia la maldad deliberada, odia a los hombres que impregnan el mal de sangre fría, y se muestra feroz con la hipocresía. Por el contrario es indulgente para con las faltas que son fruto de las debilidades de la naturaleza humana. Un joven o una joven que van por mal camino le inspiran no sólo piedad, sino irritación contra su suerte o contra la organización social que está en el origen de esa mala orientación.
A veces incluso olvida que es un instrumento de la ley y ayuda a determinados culpables a escapar a un castigo que considera exagerado.
Cuando puede, intenta, como en sus sueños juveniles, remendar los destinos. Lo cual le crea frecuentemente conflictos con sus superiores y sobre todo con los magistrados, que juzgan a los hombres tan sólo a la luz de los textos de las leyes.
Por eso sin duda los culpables lo consideran muchas veces algo así como su confesor, sienten por él auténtico afecto... y algunos condenados le piden que asista a sus ejecuciones para ayudarles a morir con dignidad.
(Breve descripción de Maigret redactada por Georges Simenon hacia 1953, dirigida a un productor cinematográfico)
Ya que nos lo recuerda el padre de la criatura, también en la gran pantalla ha habido varios comisarios Maigret. El mismísimo Charles Laughton no lo hizo nada mal en una película llamada "El hombre de la torre Eiffel". Bruno Cremer fue famosísimo y de hecho será recordado por encarnar a nuestro personaje. Michael Gambon protagonizó una serie de televisión en los años noventa. Pero el más autentico, la más perfecta encarnación del personaje, es Jean Gabin; Corpulento, cejijunto, expresivo siendo a la vez escueto, el mejor Maigret indiscutiblemente es él.
Véanle moverse por el viejo París es este corte de L’affaire Saint-Fiacre.
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