lunes, 4 de febrero de 2013

Hitchcock

Siempre que me es posible procuro ver las películas en versión original, lo que no siempre es fácil. La interpretación de un actor es mucho más que sus gestos; su voz, su acento, componen el personaje tanto como su imagen y movimientos: la maravillosa dicción inglesa de Anthony Hopkins en las películas de época de James Ivory y el ridículo doblaje español de Audrey Hepburn, son dos argumentos más que suficientes. Todo esto viene a cuento de la interpretación sobresaliente de Anthony Hopkins en Hitchcock su voz imitando la manera engolada de hablar del director inglés tan alejada de la habitual en él, es una muestra más de la importancia de ver esta y todas las películas en versión original.



Hitchcock narra la gestación y rodaje de una de las obras maestras del director: Psicosis, contándonos en un ejercicio de cine dentro del cine, todo lo que rodeó su rodaje, las dificultades con las que Hitchcock se enfrentó y el papel importantísimo que jugó en ésta y en todas sus demás películas su mujer Alma Reville, que en la sombra supo tolerar y apoyar los miedos y obsesiones de su marido para conseguir que él hiciera arte con ellos.
Escena de la ducha de Psicosis

Hitchcock fue un voyeur que hizo pública su condición hasta el punto de hacernos cómplices de su afición. Su cine nos asoma a la intimidad de sus personajes permitiéndonos espiarles. Esta película nos desnuda al director (en el sentido figurado, afortunadamente), desentrañando sus entresijos: cine dentro del cine, voyeur que mira a un voyeur, y una buena escusa para tras verla revisitar Psicosis y saludar a la encantadora señora Bates.
La señora Bates


jueves, 31 de enero de 2013

El anarquista que se llamaba como yo en Página 2


Para ampliar la información sobre la novela de Pablo Martín Sánchez de la anterior entrada, os ofrezco el enlace a la entrevista que le hicieron al autor en el programa Página 2.



http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-entrevista-pablo-martin-sanchez/1606780/?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

miércoles, 30 de enero de 2013

El anarquista que se llamaba como yo




Todo comenzó cuando Pablo Martín Sánchez tecleó en Google su nombre para ver qué encontraba. Todos lo hemos hecho y el resultado es una multa de tráfico o una cita en facebook. Sin embargo Pablo Martín Sánchez descubrió que muchos años atrás un tipo llamado como él había sido un famoso anarquista que acabó siendo ajusticiado con el garrote vil en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera. Cualquiera hubiera dejado la búsqueda en ese punto pero nuestro protagonista decidió investigar y escribir una magnífica novela titulada El anarquista que se llamaba como yo, que es a la vez un fresco de los convulsos años finales del siglo XIX y principios del XX y una novela de aventuras.
Flirteando con la autoficción el libro comienza con el autor contándonos las vicisitudes de su inicio; la búsqueda en internet y la documentación para escribir el libro y a continuación arranca la novela dividida en dos  tramas que avanzan hasta convertirse en una sola. Una nos narra la infancia de Pablo hasta el año 1924 y la otra comienza en los días previos a que una expedición de locos idealistas que querían hacer la revolución y acabar con la dictadura de Miguel Primo de Rivera, se adentre en Francia tras cruzar la frontera en dos convoyes y se dirija a llevar a cabo su misión suicida. Las consecuencias de tan idealista como mal planeada intentona, fueron la muerte en Bera de dos guardias civiles y la detención de todos los revolucionarios anarquistas que habían participado en ella. Tres de ellos serán condenados a pena de muerte, entre ellos nuestro protagonista.
París, Argentina, Barcelona y Bera de Bidasoa son los escenarios de esta novela por la que desfilan personajes como Blasco Ibáñez, Unamuno, Durruti y Alfonso XIII, además de una galeria de secundarios desconocidos para la gran historia pero que son los acaban escribiendo la historia con minúsculas.
La novela está escrita con una envidiable prosa que coge ritmo como las locomotoras de la época; cada vez más y más ágil sumergiendo al lector en su caudal del que solo se escapa para tomar aire. Retrata el país con la negrura de un cuadro de Solana y con ecos de Baroja y refleja todos los acontecimientos que jalonaron el periodo. Pablo Martín Sánchez, el escritor, mima a sus personajes, les cuida y se nota su simpatía pero en ningún momento juzga o adoctrina y las 600 páginas de la novela se nos van de las manos como el agua para dejarnos una sonrisa satisfecha y una pregunta sin respuesta que en la adenda final hará replantearse al lector todo lo que ha leído.
No os la perdáis.
El anarquista que se llamaba como yo
Pablo Martín Sánchez
Editorial Acantilado
Pablo Martín Sánchez (cerca de Reus, 1977) es graduado superior en Arte Dramático, licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, y máster en Humanidades. En el sector editorial, ha trabajado como lector, corrector, traductor y librero. Fundador de la revista Verbigracia y miembro del equipo de redacción de la revista digital La Siega, actualmente es colaborador habitual de la revista Rinconete (Centro Virtual Cervantes) y realiza estudios de doctorado en Lille (Francia), con una tesis sobre el Oulipo y el hipertexto. Es miembro del Collège de Pataphysique y del Altíssimo Instituto de Estudios Pataphysicos de La Candelaria. Su debut literario fue con el libro de relatos Fricciones (2011).

lunes, 28 de enero de 2013

Fleetwood Mac : Sara




Wait a minute baby. . .
Stay with me awhile
Said you'd give me light
But you never to
ld me about the fire


Drowning in the sea of love
Where everyone would love to drown
And now it's gone
It doesn't matter anymore
When you build your house
Call me home


And he was just like a great dark wing
Within the wings of a storm
I think I had met my match--he was singing
And undoing the laces
Undoing the laces


Drowning in the sea of love
Where everyone would love to drown
And now it's gone
It doesn't matter anymore
When you build your house
Call me home


Hold on
The night is coming and the starling
flew for days
I'd stay home at night all the time
I'd go anywhere, anywhere
Ask me and I'm there because I care


Sara, you're the poet in my heart
Never change, never stop
And now it's gone
It doesn't matter what for
When you build your house
I'll come by


Drowning in the sea of love
Where everyone would love to drown
And now it's gone
It doesn't matter anymore
When you build your house
Call me home


All I ever wanted
Was to know that you were dreaming
(There's a heartbeat
And it never really died)



Espera un momento
Quedaté un poco más
Dijiste que me darías luz
pero no me hablaste del fuego


Ahogarse en el mar del amor
Donde a todo el mundo le encantaría sumergirse
Y ahora se ha ido
Ya no importa
Cuando construyes tu casa
lo llamas hogar


Y él era sólo como una gran ráfaga oscura
dentro de las corrientes de la tormenta
Pienso que habia encontrado mi pareja- estaba cantando
él
Y desenredando las ataduras
deshaciendo las uniones

Ahogarse en el mar del amor
Donde todo el mundo le encantaría sumergirse
Y ahora se ha ido
Ya no importa
Cuando construyes tu casa
lo llamas hogar

Espera
La noche está llegando y el estornino
ha volado durante días
Yo me quedaría en casa todo el tiempo
Me iría a algún lado, a algún lugar
Llámame y estaré allí porque me preocupas

Sara, tu eres la poeta de mi corazón
Nunca cambies, no pares
Y ahora que se ha terminado
nada de eso importa porque
cuando tu construyas una casa
yo iré


Ahogarse en el mar de amor
Donde a todo el mundo le encantaría sumergirse
Y ahora se ha ido
Ya no importa
Cuando construyes una casa
lo llamas hogar


Todo lo que yo quería
era saber lo que estabas soñando
(Hay un latido
y en realidad nunca murió)



 

jueves, 24 de enero de 2013

Luther

Carátula de Luther

Hoy voy a recomendaros una serie de televisión ligada a un libro. No son infrecuentes las novelas policiacas llevadas al cine con mayor o menor éxito, pero en este caso las cosas fueron al revés: primero se escribieron los guiones y tras el éxito de la serie de la BBC, el guionista escribió la novela que cuenta como John Luther llegó al lamentable estado en el que está al comienzo de la serie de televisión.
Luther consta de dos temporadas (10 episodios) que narran una trama individual en cada unos de ellos, más una trama de fondo para cada temporada. El éxito de la serie ha propiciado que su guionista Neil Cross escriba una novela a modo de precuela (Luther el origen), en la que nos cuenta todo lo que ocurrió antes de los acontecimientos narrados en la serie.



Al comienzo de la primera temporada (esto no es un spoiler, no voy a desvelar nada que no se sepa en el capítulo 1 minuto 10) John Luther inspector de la policía de Londres, regresa al servicio tras la suspensión de empleo y sueldo. En su último caso se le fue la mano y sus superiores le han aceptado a regañadientes en el servicio ya que es un policía fuera de la norma; tiene su propia idea sobre la moral y el orden, más allá de las reglas y los códigos de la ley. Luther es obsesivo, intenso, no es un hombre que ejerza una profesión es una profesión que ha poseído a un hombre. De hecho su matrimonio se ha deshecho porque no sabe frenar y no se acuerda ni de comer ni de dormir cuando sigue la pista a un criminal. Sus colegas se suelen quedar con la boca abierta, sorprendidos por su capacidad de análisis. Pero la intensidad con la que observa todo y su vena violenta hace que se planteen dónde acaba el buen policía y donde empieza el ser autodestructivo y obsesionado. ¿Puede un hombre saltarse todas las reglas justificando los medios para obtener los fines por loables que sean? ¿Serán sus propios demonios más peligrosos que los criminales a los que persigue?

Neil Cross autor de Luther


Idris Elba como Luther
El personaje de John Luther lo interpreta Idris Elba. “Un hombre grande de grandes andares” como Neil Cross le define en la novela. El propio autor de la serie reconoce que Luther le debe mucho al actor, el magnetismo de Idris Elba (al que recordaréis de su personaje de Whe Wire: Stringer Bell) es tan fuerte que domina la escena y se queda grabado en nuestra retina sin posibilidad de borrarse. Idris Elba le da a su personaje un toque de locura y desequilibrio mental comprensible tan solo con sus gestos y mirada. Cuando por fin habla no es más que para confirmar todo lo que ya nos ha dicho con su cuerpo.

Ruth Wilson como Alice
John y Alice
El resto de personajes están interpretados por sólidos actores británicos conocidos de vista en otras series. De entre todos destaca Ruth Wilson, que interpreta a Alice, una peculiar psicópata que para no desvelar nada de la trama, tan solo diré que juega un papel crucial en las dos temporadas.
Dos últimos apuntes: la fotografía es excelente, retrata una ciudad de Londres  gris y lluviosa en la que el cielo siempre está encapotado y oprime a los personajes. La banda sonora es absolutamente genial y está al servicio de la historia. La canción que despide cada capítulo ha sido elegida con minuciosidad para que remache todo lo que acabamos de ver y oír. Para muestra este montaje de la relación entre John y Alice con la canción Feeling good de Muse


domingo, 20 de enero de 2013

Heroes, letras en inglés y español

I WISH YOU COULD SWIM
LIKE THE DOLPHINS
LIKE THE DOLPHINS CAN SWIM
THOUGH NOTHING
THOUGH NOTHING WILL KEEP US TOGETHER
WE CAN BEAT THEM
FOR EVER AND EVER
OH WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY

(INSTRUMENTAL INTERLUDE)

I
I WILL BE KING
AND YOU
YOU WILL BE QUEEN
THOUGH NOTHING
WILL DRIVE THEM AWAY
WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY
WE CAN BE US
JUST FOR ONE DAY

I
I REMEMBER: (CHOR ANTWORT) I REMEMBER
STANDING
BY THE WALL: (CHOR ANTWORT) BY THE WALL
THE GUNS
SHOT ABOUT OUR HEADS: (CHOR ANTWORT) ALL ABOUT OUR HEADS
AND WE KISSED
AS THOUGH
NOTHING COULD FALL: (CHOR ANTWORT) NOTHING COULD FALL
AND THE SHAME
WAS ON THE OTHER SIDE
OH WE CAN BEAT THEM
FOR EVER AND EVER
WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY

WE CAN BE HEROES
WE CAN BE HEROES
WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY

Yo, yo desearía que pudieras nadar
como los delfines, como nadan los delfines
Aunque nada, nada nos mantendrá juntos
Podemos derrotarles, para siempre
Podemos ser héroes, sólo por un día

Yo, yo seré rey
Y tú, tú serás reina
Aunque nada les ahuyentará
Podemos ser héroes, sólo por un día
Podemos ser nosotros mismos, sólo por un día

Yo, yo puedo recordar
De pie, al lado del muro
Y las pistolas disparando sobre nuestras cabezas
Y nos besamos
como si nada pudiese caer
Y la vergüenza estaba en el otro lado
Oh podemos derrotarles, para siempre jamás
Entonces podríamos ser héroes, sólo por un día

Podemos ser héroes,
podemos ser héroes.

Podemos ser héroes
Solo por un día
Podemos ser héroes

sábado, 19 de enero de 2013

Héroes, vuelve Bowie

Siempre hay una primera canción que nos descubre a un nuevo cantante. Yo descubrí a David Bowie a través de Héroes. En la película Moulin Rouge, Ewan Mcgregor y Nicole Kidman interpretaban un popurrí de éxitos del pop de los años 80 que contenía tan solo unos pasajes de la canción, y a mí, no sé porqué, se me quedo grabado eso de “podemos ser héroes aunque sea tan solo por un día”. Me compré el disco en el que se incluía la canción, la afamada colaboración con Brian Eno, y salvo la citada canción el resto me dejó más bien frío.


Con el tiempo he ido escuchando más a Bowie. Quizá no me gustan todos sus discos y los que me gustan tampoco lo hacen por entero (que levante la mano a quien le gustan todas las canciones de un disco y nunca ha corrido “las canciones feas de una cinta” como decía Bruce Willis en Luz de luna), pero tengo en mi maleta un puñado de canciones de Bowie que me acompañan y me siguen llegando, en cabeza de la selección siempre la primera: Héroes.



Bowie vuelve, tras diez años de silencio y especulaciones que le daban por muerto, le declaraban en estado vegetal, y en el más benévolo de los casos le acusaban de haberse hecho viejo. Regresa con un nuevo álbum que sale a la venta en unos meses, ya hay un adelanto: Where Are We Now? Por lo visto quiere volver a ser Bowie aunque solo sea por un día.



Un nuevo nombre, una nueva andadura

A salto de mata & Douce France
Un nuevo nombre para el blog para una nueva época. Tras tener abandonado este blog por circunstancias que no detallaré, pero que tiene que ver con la vida cotidiana, inicio una nueva andadura en la que dedicaré entradas no solo a la cultura francesa sino a todas las manifestaciones culturales de cualquier país y lengua, de ahí la mitad de su nuevo nombre: un poco de todo sin llegar a nada, un picoteo de sugerencias, de libros, películas, canciones, exposiciones o cualquier otra expresión artística que me haya gustado, y cuya única intención es compartirlas con vosotros para que todos las conozcáis y podáis también disfrutarlas.
Bienvenidos.

domingo, 19 de febrero de 2012

Soirée Karaoke

Soirée Karaoke au camping
Mi amiga Ana me acusa, no sin razón, de que los contenidos de este blog pecan de intelectualoides. Por otro lado mi amigo Pedro, todavía con más razón, dice que la única manera de conseguir más seguidores y aumentar el número de entradas sería poner fotos de chicas desnudas. Tampoco le falta razón. Creo que por el momento voy a darle el gusto a Ana (muy a mi pesar) y a darle a este blog un toque más popular. Ana pide insistentemente que hable sobre los karaokes en Francia. Considera que mi cruzada por la difusión de la cultura francesa será en vano si no divulgo el conocimiento adquirido a base de viajar repetidamente a Francia. En esos viajes hemos podido conocer las maravillas de la cultura y la gastronomía a las que somos todos nosotros tan aficionados, pero también hemos tenido encontronazos con ciertos aspectos del país vecino y quizá el más terrible sea, sí admitámoslo, las soirées de los campings.
En el año 2006 viajamos a Perigord. La región (que se merece en desagravio tras este comentario una entrada que hace tiempo tengo en mente), nos acogió con los brazos abiertos y pasamos en ella unas vacaciones fabulosas en las que salvo la climatología todo nos acompañó. Al llegar al camping la señorita de la recepción nos anunció con su mejor sonrisa al ver nuestra nacionalidad que estábamos de suerte, ya que esa misma noche se celebraba la soirée espagnole, es decir la velada temática española. Consistía, como pudimos comprobar, en una paella (léase paela) suponemos que terrible evidentemente no la probamos, y un karaoke en el que se perpetraban todos los clásicos del folclore más horripilante: del Porrompompero al Que viva España pasando por Mi carro. Como mágico fin de fiesta los auténticos Gipsy Kings con su Volare. Para algún señor de Grenoble o Niza en España todavía no se pone el sol y llega nuestro territorio hasta los Apeninos. Nos reímos bastante por no llorar.
Johnny Hallyday
Pero la experiencia más genuina de hasta dónde llega la pasión gala por los karaokes es sin duda  verles cantar enfervorecidos y corear con una sola voz las canciones de Johnny Hallyday. El roquero galo, el equivalente a nuestro Miguel Ríos pero con menos dignidad y un más amplio historial de novias rubias cada vez más jóvenes. El pasado verano Ana no salía de su asombro cuando en un camping descubrió la pasión con la que los veraneantes cantaban sus canciones y las de otros cantantes que pueblan el corazón de nuestros vecinos y desde entonces no hace más que insistirme para que lo cuente. Pues bien Ana, ya tienes tu entrada. Creo que la próxima vez si quiero ganar público tendré que hacerle más caso a Pedro.

lunes, 13 de febrero de 2012

Eric Rohmer: Cuentos de las cuatro estaciones

Lo reconozco: Yo fui un adolescente pretencioso. Creía que para escribir bien había que ser muy barroco y junto con un amigo copiamos la idea de La academia de los sobrevalorados: Un club selecto integrado por  todo tipo de artistas que según el personaje de Diane Keaton en la película Manhattan de Woody Allen, habían adquirido una fama a todas luces desmerecida. Alvin Singer, el personaje encarnado por el genial director, se horrorizaba por la nómina de escritores, pintores y cineastas que la integraban y escandalizado respondía: Pues a mí me parecen todos ellos maravillosos.
El adolescente que fui incluía en su particular Academia de los sobrevalorados a Eric Rohmer. Por una sencilla razón: No le entendía. Y como no hay nada más atrevido que la ignorancia, allí confiné al pobre Rohmer cuando tras ver una película suya no me enteré de nada.
Años después me enamoré de sus películas y una de las enseñanzas que he aprendido visionando sus películas es el valor de la sencillez. Nada es más difícil que la aparente sencillez. Cuando dos personajes dialogan y sus diálogos en pantalla no parecen impostados, detrás de ese texto hay todo un ejercicio consciente de autocontención y un conocimiento profundo de cómo habla la gente de verdad y no los personajes de una ficción.

Me he comprado una caja que incluye las cuatro películas de los Cuentos de las cuatro estaciones y ayer vi Cuento de verano. Alguna de ellas la tenía en el difunto VHS y otras las había visto pero no tenía una copia. Disfruté de los maravillosos diálogos que mantienen los cuatro protagonistas sin cesar mientras analizan las relaciones amorosas y el protagonista Gaspard decide con cuál de las tres chicas que durante sus vacaciones se han enamorado de él se va a ir. La cámara de Rohmer sigue constantemente a los personajes mientras hablan y caminan y nos muestra de paso la preciosa costa Bretona de Saint-Malo. Sin música incidental que moleste a la palabra y con unos actores en estado de gracia que desprenden tanta naturalidad que parecen no actuar, la película demuestra como Rohmer se mantuvo fiel a sí mismo toda su carrera y sin caer ni en modas ni maniqueísmos contó lo que quería contar: cine de sentimientos, de análisis de las relaciones sociales y del azar.

Disfrutadlo como es obligado en versión original, el doblaje del cine no demasiado comercial suele ser abominable y es una lástima no escuchar el francés melodioso de sus protagonistas.
Para acabar una filmografía selecta de Eric Rohmer para quien se acerque por primera vez a este gran autor:
Mi noche con Maud
La rodilla de Clara
Pauline en la playa
Cuentos de verano, otoño, primavera e invierno